sábado, 8 de enero de 2011

Luis Dórich Torres, urbanista

Nota de los editores: reproducimos este artículo de Antonio Rengifo Balarezo escrito en noviembre de 2002 pues lo consideramos vigente para la historia de la Unidad Vecinal Nº3:

Mencionar a Dórich es, por antonomasia, evocar la caballerosidad y al urbanista.  Trata a toda clase de personas con urbanidad.  Es decir, acorta las distancias sociales subliminalmente; es distinguido y fino especialmente con mujeres y niños; a su alrededor, las personas se desinhiben.  Aunque no se lo proponga, se siente su humilde prestancia.

No hace ostentación de su sabiduría ni aparenta ser un destacado profesional, pues simplemente él es el urbanismo.  Como pocos, ha logrado el ideal de la humanidad, es decir, en él, trabajo y placer están unidos.  Es un hombre, me aventuro a decir, sin frustraciones, realizado.  Quizá de ahí provenga su carácter afable y longevidad.
 Su familia
Nació en Mollendo, Arequipa, el 20 de diciembre de 1915.  (El haber nacido y criado en una ciudad porteña, seguramente, le amplió el horizonte social).  Su bisabuelo, Tomás, era croata de la ciudad de Costrena, un pequeño puerto en el mar Adriático.  Fue navegante tuvo una flota de veleros para hacer la travesía entre Europa y América.

Uno de los hijos de Tomás, Alejandro, fue su abuelo; también navegante, nació en La Coruña, Galicia ahí radicó por un tiempo.  En uno de sus viajes a América, pasando por el estrecho de Magallanes, llegó a Mollendo y luego a Arequipa en donde se afincó y se casó con una arequipeña.

 Su padre Luis Dórich Meneses, nació en Islay; fue administrador de la hacienda El Pino en el valle del Tambo, en la Punta de Bombón.  Mollendo en ese entonces, era el puerto más importante de la región.

En Mollendo cursó sus estudios primarios y la mitad de la secundaria, la otra mitad en el colegio Independencia de Arequipa.  Al terminar la educación secundaria, ingresó a la Facultad de Letras de la Universidad de San Agustín de Arequipa, que fue clausurada por la dictadura del Mariscal Oscar R. Benavides.  Regresó a Mollendo en donde estuvo cachueleando por corto tiempo para luego partir al extranjero.

Tiene tres hijos, Ricardo y Erik, de su primer matrimonio con una sueca; y Roberto, de su segundo matrimonio con una peruana barranquina.

(Nunca se olvidó de su tierra natal, y después de un largo periplo, visita Mollendo.  El 10 de julio de 1981 el alcalde de la municipalidad le otorga un diploma declarándolo hijo predilecto de Mollendo)
Estudiante universitario
Para continuar sus estudios viajó en 1934 a Suiza en donde residía una tía, hermana de su padre.  En la Escuela de Ingenieros de Lausana cursó estudios de Matemáticas y Diseño Técnico.  Luego, en 1937, se fue a París, a La Sorbona, ahí estudió en la Escuela Especial de Arquitectura y en el Instituto de urbanismo.  Residió en el pabellón Argentino de la ciudad universitaria, pues los únicos países latinoamericanos que tenían un pabellón en dicha ciudad eran Cuba y Argentina.

En 1938, el joven Dórich, a nombre de los estudiantes latinoamericanos, le cursó una carta de felicitación al presidente de México, Lázaro Cárdenas, por haber nacionalizado el petróleo.  Carta que fue contestada por el propio Presidente a nombre de su país, agradeciéndole el gesto de solidaridad.  Su inquietud por el urbanismo lo condujo a informarse, en la residencia universitaria argentina, que el arquitecto de la Paollera instituyó el Día Mundial del Urbanismo en Buenos Aires.

Ante la inminencia del estallido de la Segunda guerra Mundial, el gobierno francés dio un plazo perentorio para que los extranjeros abandonaran París.  Se embarcó en el puerto de La Rochelle el 28 de julio 1939 para regresar al Perú.  El 1ro. de setiembre estalló la guerra. 

Ya en Lima, a comienzos de 1940, en una reunión social conoció al Ing. Alberto Jochamowitz, Director de la Oficina de Obras Públicas del Ministerio de Fomento; quien simpatizó con él, al saber que había estudiado en París en el Instituto de Urbanismo, tan igual como él.  Y lo invitó a trabajar en el Ministerio.  Propuesta que Dórich aceptó.  Ahí trabajó con los arquitectos Carlos Morales Machiavello, Alfredo Dammert Muelle, Eugenio Montagne, Manuel Valega Sayán y otros más

El primer peruano en obtener una maestría en Planeamiento Urbano

Durante la II Guerra Mundial, EE.UU., aunque no había aún entrado a la guerra, propició, previsoramente, un acercamiento con los países latinoamericanos.  Para tal fin, instituyó la política exterior llamada del Buen Vecino.  Dentro de ella, otorgaba becas a los profesionales latinoamericanos que quisieran perfeccionarse o terminar estudios en EE.UU.  Apenas apareció el anuncio Dórich se fue a la Embajada y obtuvo la primera beca.  El quería ir al Instituto de San Francisco de California, que era la única universidad que él conocía.  Sin embargo, aceptó el Instituto Tecnológico de Massachusetts por sugerencia de su entrevistador.  Ahí obtuvo el Grado de Master en Planificación Urbana el 28 de febrero de 1944 con la tesis:  Basis for a city planning procedure in Peru (Bases para instituir el planeaminto urbano en el Perú).  Ahí expresa su reconocimiento a Frederick Adams, director de estudios de Planificación urbana e hijo del célebre urbanista inglés Thomas Adams.

A su retorno, se reincorporó al Ministerio de Fomento, asumiendo el cargo de Jefe del Departamento de Planeamiento Urbano.  Y empieza un periodo especialmente fecundo. 

La creación de la Oficina Nacional de Planeamiento y Urbanismo (ONPU)

Las propuestas de los urbanistas siempre necesitan del apoyo del poder político para materializarse.  Felizmente, en el Perú, las masas populares irrumpen en 1945 en el escenario político con El Frente Democrático Nacional, las que conducen a la Presidencia de la República al Dr. Luis Bustamente y Rivero y a una diputación por Lima al arquitecto Fernando Belaúnde Terry, quien había elaborado el Programa de Vivienda del Frente.  Entre los objetivos de dicho Programa estaban los siguientes:  crear una entidad dedicada exclusivamente al urbanismo y construir Unidades Vecinales para contribuir a la destugurización de los barrios antiguos de Lima

Ya Diputado de la República, Fernando Belaúnde fue convocado por el presidente Bustamante para otorgarle carta blanca para plasmar inmediatamente su Programa de vivienda.  Belaúnde le solicitó otra reunión, pues él dijo que respondía a un equipo:  Alfredo Dammert, Carlos Morales Machiavello, Manuel Valega Sayán, Luis Dórich, Eugenio Montagne y Juan Benites.  En esa reunión Beláunde le encargó a Dórich el proyecto de creación de una entidad de urbanismo, en mérito al contenido de su tesis de Maestría.  Inmediatamente, empezó a elaborar el reglamento de organización y funciones que sirvió como insumo para la redacción del proyecto de ley.

Rápidamente se promulgó la Ley 10723, creando El Consejo Nacional de Urbanismo; integrado por el Ministro de Fomento y Obras Públicas, el Director de Obras Públicas, el Alcalde de Lima, un representante de las Sociedades Geográfica, Arquitectos, Ingenieros, etc.  Dicha Ley dispuso también la formación de la Oficina Nacional de Planeamiento y Urbanismo, su órgano ejecutivo, tal como figuraba en la tesis de Dórich.

         El Ministro de Fomento Michel Fort lo llamó a su despacho para anunciarle que el Presidente de la República lo había propuesto para el cargo de Director de la nueva Oficina Nacional de Planeamiento y Urbanismo, órgano ejecutivo del Consejo. Dórich aceptó y mostró su propuesta ya elaborada en la que figuraba el cuadro de asignación de personal y la escala de sueldos respectiva.  Acá se suscitó un dialogo insólito

-Ministro:    ¿cuál es el sueldo que piensa asignarse?
-Dórich:     4,000 soles
-Ministro:  ¡¿Cómo?!  ¡¿Sí yo gano 3, 500 soles?!
-Dórich:    ¡Y yo qué culpa tengo que Ud. gane tan poco!
-Ministro:  ¡Ahhh!  (gesto de sorpresa, pero permisivo)

La primera preocupación de Dórich para tener libertad de movimientos fue buscar un local fuera del Ministerio.  Lo logró a través de su amigo, el Arq. Manuel Valega, quien era gerente de la flamante Corporación Nacional de la Vivienda, Valega le cedió el tercer piso del edificio que ocupaba.

La Unidad Vecinal No.3
A partir del término de la II Guerra Mundial empieza el auge del urbanismo.  En Europa se reconstruyen las ciudades arrasadas y los movimientos sociales están en ascenso pugnando por mejores condiciones de vida.  Fueron los ingleses quienes concibieron la idea de las Unidades Vecinales (Neighbourdhood Unity),
al reconstruir la ciudad de Londres, bombardeada durante la guerra.  Las Unidades Vecinales no se conocían en ninguna parte del mundo.  Según la teoría de los ingleses una ciudad debería crecer en unidades orgánicas, con todo sus servicios y equipamiento.

         El volumen de dicho estudio le fue enviado a Dórich, quien difundió la novísima concepción en el curso de Urbanismo que dictaba en el recién fundado Instituto de urbanismo.  (Creado por Fernando Belaúnde y Luis Dórich).  A Belaúnde le gustó la idea y en sus discursos políticos propuso la construcción de cinco Unidades Vecinales a lo largo de la Av. Colonial.

El Plan original contenía cinco Unidades vecinales a ambos lados del eje de la Av. Colonial que une El Callao con Lima y cerca de la Av. Argentina, que era la zona fabril. Se empezó por LA UNIDAD VECINAL No. 3: porque ya había un terreno expropiado para el proyectado estadio nacional y sobraba un área; en cambio, la ubicación de las otras Unidades Vecinales, necesitaba un proceso tedioso para lograr su expropiación.

         Los valores que orientaron la mano prodigiosa de los diseñadores fueron dos:
Justicia social y la prevención de daños a la salud.  Las ideas se intercambiaban en  las sesiones iniciales del equipo; en las cuales también participaba el Arquitecto Fernando Belaúnde, al escaparse de sus actividades parlamentarias.  Belaúnde fue el gran animador y facilitador de la obra.  Arrasó con todas las barreras políticas que se oponían.

Luis Dórich trabajaba en esa época en la Sección de Estudios urbanos de la Dirección de Urbanizaciones del Ministerio de Fomento.  Fue él quien hizo el planteamiento urbano, el que generó la visión de conjunto.  A los otros miembros del equipo se les asignaron las diferentes secciones y zonas del diseño de lo que llegaría a ser la mítica Unidad Vecinal No. 3.  En el diseño de obras menores también participaron alumnos destacados del último año de arquitectura de la Universidad Nacional de Ingeniería tales como Santiago Agurto, Roberto Wackeham y otros.

El equipo trabajó sigilosamente en un salón exclusivo y contiguo al del Ministro.  Nadie más que ellos podían entrar a dicha sala de trabajo.  Eran los únicos que tenían la llave de acceso.  Esa forma de trabajo algo misteriosa se debió al carácter subversivo de su proyecto.  Estaban transgrediendo la normatividad urbana; los mismos que deberían velar por su cumplimiento.  En efecto, por primera vez se dejaba de lado, en el trazado urbano, los ejes centrales en los cuales se inscribe una cuadrícula, una especie de parilla.

         En una superficie de 30 hectáreas se diseñó una ciudad hogar con equipamiento completo para 1,112 familias, esto es 5,500 ó 6,000 habitantes.  Todas las edificaciones fueron trazadas a escala humana para elevar el espíritu de sus habitantes. Todas las vías al interior son peatonales para evitar las tensiones y temores de los transeúntes.  Por consiguiente, a todos los servicios, simplemente se accede caminando; y además, no existen barreras urbanas que impidan el acceso a los discapacitados, ancianos y niños, mujeres en cinta, personas con sus coches de bebe, etc. (La glorieta, La Posta médica, el mercado, el cine-teatro, etc., tienen una rampa de acceso).

De la superficie total, el 87% corresponde a áreas libres.  Se plantaron dos árboles por cada habitante.  No existe edificación que no tenga vista a un parque.  El cerco forestal perimétrico constituye una cortina de salubridad y seguridad a la cual, los vecinos llaman “bosque”.

         De los servicios únicamente mencionaré las instalaciones deportivas.  Camarines, Canchas de baloncesto, voleibol, fútbol, pista de atletismo y, después, el arquitecto Belaúnde agregó una piscina. Sería extenso describir todas las zonas funcionales de la UV3.  Para poner fin a esta parte, diré que no se descuidaron los detalles.

         Mencionaré dos aspecto que se lograron con los carboncillos y el tablero de los diseñadores:  barrio y mejoramiento de la calidad de vida.  En el barrio todos se conocen; si no personalmente, por lo menos, de vista:  los caminos y el acceso a los servicios propician la interacción social.  El barrio es una de las instituciones de socialización que influyen decisivamente en la educación, las otras dos: la familia y la universidad o la escuela.  En el barrio todos son iguales y se respetan normas, además se gesta una cultura original y un sentido de pertenencia. Pasar de un tugurio a vivir en la UV3, obviamente, mejora las condiciones de vida.  Solamente un indicador de resultados:  los niños que nacieron en la UV3 o llegaron bebés lograron mayor estatura que sus hermanos mayores ya adultos.

         Me he detenido en la UV3 por ser una obra ejemplar y ya a sus 50 años pertenece a la mitología del urbanismo.  Y porque Dórich y todo el equipo estuvieron en una etapa de plena vitalidad y porque pusieron su idealismo, sensibilidad social y lo mejor de su conocimiento para que se materializara el ideal de justicia social y de preservación de la salud.  Con la UV3 se demostró algo que parecía imposible:  que la utopía puede ser realizable.  Bien, con sólo la UV3 ya bastaría para pasar a formar parte de los grandes urbanistas, pero seguiré presentando a Dórich.

Otras urbanizaciones

Diseñó la urbanización Selva Alegre en Arequipa, cuya construcción estuvo a cargo de la empresa GRAMONVEL (Ings. Graña, Montero y Velarde).  El Ministerio de Fomento tenía un Plan de Construcción de hoteles de turistas.  Su contacto con ellos ocurrió de manera fortuita.  Fue luego de concluir una conferencia que ofreció en la Universidad de San Agustín sobre planificación urbana. El ingeniero Carlos Montero Bernales se acercó a felicitarlo y le hizo la propuesta para que los asesore en la ubicación y el contexto para un hotel de turistas.  Así es como escogieron el fundo Selva Alegre, lugar en donde no había ninguna construcción, todo era terreno de cultivo.  Dórich propusono sólo la ubicación del hotel de turistas, sino también un parque y una urbanización, pues tenía una vista muy bonita.  El diseñó el parque y la urbanización y el arquitecto Emilio Harth-Terré, el hotel de turistas.

         También formuló el planeamiento urbano en los terrenos de lo que otrora fuera la hacienda Chacarilla-Santa Cruz de los hermanos Gutiérrez en San Isidro, Lima.  Con su visión  de futuro –que caracteriza al urbanista- columbró lo que devino ahora en uno de los centros más dinámicos del comercio, la administración y las finanzas.  (Ovalo Gutiérrez, Miguel Dasso y el Golf).  Lo tomaron por loco, pues en San Isidro no había ninguna oficina ni consultorio.  Todos los servicios se concentraban en el centro de Lima.  En el anteproyecto diseñó, tímidamente,  un shopping center pequeño para luego agrandarlo.  Pero los propietarios se lanzaron a construir la urbanización tomando su anteproyecto.  Y una parte de sus honorarios le fue dada en un terreno en donde luego de tres años formó una compañía inmobiliaria con amigos y  construyó un conjunto de oficinas sencillas por ser algo aventurado en esa época..  Nuevamente le dijeron que estaba loco por construir oficinas en San Isidro.  (Una de ellas es el lugar en donde hasta hoy día labora).

         Sirvió de mediador entre la Corporación Peruana del Santa y la empresa norteamericana Paul Lester Winner y José Luis Sert que diseñó el Plan Regulador de Chimbote.  Ahí trabó amistad con Sert, arquitecto catalán y profesor de la Universidad de Harvard.

         En 1957 elaboró los Estudios urbanísticos de los terrenos del exaeropuerto Limatambo, propiedad de la Corporación Peruana de Aeropuertos y Aviación Comercial (CORPAC).  En ese Estudio abarató los costos de urbanización al aprovechar las pistas del entonces aeropuerto para trazar las avenidas.

Labor docente (Forjador de urbanistas)

         Al poco de tiempo del funcionamiento de la ONPU, dictó, por primera vez en el Perú un curso de urbanismo. Para dar el ejemplo de la importancia del curso y atraer alumnos, el primero en matricularse fue el arquitecto Fernando Belaúnde.  Luego de conformase un plantel de profesores de urbanismo en ONPU, estos fueron acogidos, en 1951, por la Universidad Nacional de Ingeniería.  Dicha universidad se constituyó en el primer Centro académico de enseñanza de Planeamiento urbano en Latinoamérica.

         Fue profesor principal durante 15 años de Urbanismo y Planeamiento Urbano (1947-62) en la Facultad de Arquitectura de la UNI. También fue profesor en las Universidades de Sao Paulo, México y Consultor técnico en la CEPAL en Santiago de Chile.
Distinciones
Ha merecido las siguientes distinciones:  Profesor Emérito de la Universidad Nacional de Ingeniería, Miembro Honorario Correspondiente del Instituto Real de Planificación Urbana de Inglaterra, Socio correspondiente del Centro Paraguayo de Ingenieros y Miembro Honorario del Instituto de Urbanismo del Perú.
 Asociaciones profesionales
Está afiliado a las siguientes asociaciones profesionales:  Asociación Mundial de Vivienda Rural, American Society of Planning Officials, Sociedad Interamericana de Planificación, Asociación Peruana de Vivienda y Asentamientos Rurales, Unión internacional de Gobiernos Locales (IULA), Consultores Internacionales en Salud, Miembro honorario del Colegio de Arquitectos del Perú, etc.

Participación en Misiones y eventos

Ha desempeñado diversas misiones de asistencia técnica encomendadas por la Oficina Panamericana de la Salud, OEA, NN UU y el Banco Mundial en varios países latinoamericanos.  Así como también labores de consultoría.

Ha participando en reuniones nacionales, panamericanas y mundiales en diversos países ofreciendo aportes mediante ponencias e informes cuya temática es la que sigue:  renovación urbana, aspectos sanitarios de la vivienda, vivienda rural, normas mínimas de urbanización y construcción para los países del Caribe, etc.
Publicaciones
Así como maneja el carboncillo a mano alzada, también esgrime la pluma.  Es autor de diversos artículos y publicaciones en asuntos de su especialidad.  Director y fundador de la revista técnica Plaza Mayor. y es autor del libro de notable diagramación y contenido:  Al Rescate de Lima, la evolución de Lima y sus planes de desarrollo urbano; publicado en 1996.  Es fuente de consulta ineludible, no solo para urbanistas, sino para epidemiólogos.  (Ejemplo:   la tesis de Maestría del Dr. Nazario Silva:  Prevalencia de asma bronquial asociado a niveles de PTS en Lima metropolitana).  Actualmente está preparando una monumental obra sobre el manejo del territorio en el Perú.
 Una ancianidad saludable y productiva
No es necesario apelar a la historia para citar los casos de grandes hombres que han disfrutado de una larga existencia sin menoscabo de su impulso creativo; aquí, al alcance de nuestra mano tenemos un ejemplo que emociona gratamente: Luis Dórich en su oficina, su lugar de trabajo.  Se preguntarán ¿cuál es el secreto de Luis Dórich?  Las respuestas son diversas:  facultad innata, ingiere alguna sustancia prodigiosa, milagro, su estilo de vida, etc.  Indudablemente, todas las respuestas aportan algo, pero lo fundamental es el arte de alimentar su cerebro.  Es decir, ha sabido estimularse con un conjunto de intereses intelectuales y afectivos durante toda su vida.  Y, seguramente, sin vacaciones; puesto que quien goza y está satisfecho con su trabajo no necesita vacaciones.  ¡Imagínense!  Hace ya más de cincuenta años que diseñó el planeamiento urbano de la UV3 y su cerebro aún continúa bullente!.

Antes de finalizar esta breve semblanza, quiero advertir lo siguiente.  No vaya a creerse que cuando he dicho que en Dórich está unido el trabajo con el placer; que fuese adicto al trabajo per se;.pues, no.  Tratándose de Dórich, hasta el ocio es digno y creativo.  Dórich le hizo una jugarreta al sistema social para crearse un microclima y perdurar en buenas condiciones. 

         Habrá que celebrar el próximo 20 de diciembre sus 87 años


Antonio Rengifo Balarezo
Lima, 14/11/02



Mi paseo por la Unidad Vecinal Nº 3

Hace unas semanas, tuve la suerte de pasear por la Unidad Vecinal nº 3 (UV3) junto a don Antonio Rengifo, destacado intelectual y vecino fundador de este complejo habitacional. Mi objetivo era conocer de una fuente de primera mano, como don Antonio, la historia de uno de los proyectos urbanísticos más nobles del siglo XX en nuestro país. Digo noble pues la idea implícita en la concepción, diseño y construcción de este complejo habitacional era, y es, que la arquitectura sirva a la felicidad de las personas que habitan un espacio determinado.

Para los que no conocen, la UV 3 comprende alrededor de 35 hectáreas y tiene como límites al campus de la Universidad de San Marcos, la avenida Universitaria y la avenida Oscar R. Benavides (Colonial).
   
La UV 3 fue parte del plan de vivienda del Frente Democrático (1945-1948) que llevó al gobierno a don José Luis Bustamante y Rivero.  En aquel entonces, un joven arquitecto fue elegido diputado por la lista parlamentaria del Frente; se trataba de Fernando Belaunde Terry. Él, junto a un destacado grupo de profesionales, elaboró el plan de vivienda del nuevo gobierno. Este plan pretendía, entre otros puntos, la construcción de complejos habitacionales a lo largo de los ejes industriales en la ciudad, para mitigar el problema del hacinamiento y la tugurización de la vivienda popular en la capital de mediados del siglo XX.
  
Según don Antonio, la idea original de la construcción de las unidades vecinales para los trabajadores provino de los urbanistas ingleses de la segunda posguerra mundial. Al reconstruir Londres luego de los bombardeos, ellos diseñaron conjuntos habitacionales que contaban con todos los servicios de una gran ciudad en un espacio limitado. De tal modo que el habitante no requeriría movilizarse a grandes distancias para satisfacer sus necesidades de trabajo, alimentación y esparcimiento.

El proyecto de Belaunde y el grupo de expertos era la creación de unidades vecinales cerca de los grandes centros fabriles de la capital y del puerto del Callao. Estas unidades se caracterizarían por bloques de edificios rodeados por grandes cinturones de áreas verdes de usufructo común y caminos peatonales convergentes.
  
En el libro Origen, apogeo y crisis de la Unidad Vecinal Nº 3 (2010) de Hugo Olano Flores, otro distinguido vecino de la UV 3 y profesor universitario, se presenta detalles de la historia del espacio urbano en donde se construyó este complejo habitacional. Se indica que la UV 3 se levantó en los antiguos terrenos del fundo Aramburú en un área aproximada de 35 hectareas y con la capacidad de albergar a 1112 familias provenientes de sectores populares. Los linderos eran la avenida Mariscal Benavides (Colonial), Venezuela y otros fundos vecinos.  El agua se extraía del mismo subsuelo de la Unidad y existían amplias áreas verdes entre bloque y bloque. Olano Flores apunta:

             …Pequeña ciudad donde sus habitantes sin salir de la Unidad podían encontrar todo lo necesario […] miniciudad donde las familias y los niños recorrían el vecindario, libres de la contaminación ambiental y el peligro, al quedar el automóvil limitado al estacionamiento periférico. (Olano Flores: 46)
El diseño de la UV 3 comprendía servicios de seguridad (comisaría), educación (un jardín de infantes y dos colegios), alimentación (mercado con frigorífico y pozo de querosene- combustible doméstico de la época-), esparcimiento (pista atlética, tres losas deportivas, cancha de futbol, piscina), religiosos (capilla), esparcimiento (cine), salud (posta médica) y gestión (salón comunal y locales de agremiación como los del club de jubilados, los clubes deportivos y junta vecinal). Hoy varios de estos servicios se encuentran abandonados pero si los vecinos se volvieran a organizar los podrían volver nuevamente útiles para la gran población que alberga este complejo habitacional.

  Olano Flores señala que la razón para construir primero la UV3 fue de índole práctica: el gobierno de aquel entonces había logrado la expropiación de los terrenos y estaba decidido a invertir dinero del tesoro público para su construcción.

Por aquel entonces otras unidades vecinales habían sido diseñadas, pero el golpe de Estado del general Odría en octubre de 1948 truncó dichos proyectos.  Sin embargo, Olano cuenta que los actuales complejos habitacionales de Mirones y Palomino serían las unidades vecinales nº 1 y nº 2 (Olano :45). Lo que no queda claro son las razones de las grandes diferencias en el diseño y construcción de estos dos últimos complejos con la UV# 3.
  
Por estos días he empezado mi proyecto a mediano plazo, de mudarme de departamento. Aquellos que he visto por mi distrito (Pueblo Libre) los encuentro pequeños, con escasas áreas verdes comunes e inexistentes servicios de recreación cercanos. Veo que se están levantando  edificios enormes con gran cantidad de departamentos que me demuestran la codicia de los constructores y la ausencia de decisión política de los municipios por hacer prevalecer la viabilidad humana y los espacios públicos frente a esta vorágine constructora sin planificación y proyección al futuro. Ojalá rescatemos la idea que subyace en la Unidad Vecinal nº 3: la arquitectura sirve, por sobre todo, para dar felicidad a los seres humanos.

Antonio Cajas Rojas